Por Khennia Reyes
Su trabajo también le ayudará a cumplir otro sueño: Jugar futbol profesional. | Khennia Reyes
Tijuana, 21 de abril de 2023.- Abrahime Leroy Sylla es un joven originario de Guinea Conakry que está cumpliendo su sueño tijuanense: impartir clases de francés para mexicanos y extranjeros con el propósito de generar más amistades y ayuda en trámites migratorios.
A sus 18 años platicó que su proyecto inició porque se dio cuenta de que sus compatriotas, haitianos y africanos también decidieron quedarse en Tijuana, solo que no hablan español ni inglés.
Leroy Sylla dijo que esa situación les dificulta adaptarse a la ciudad y sobre todo acceder a los trámites migratorios para regularizar su estancia como residente permanente en el País.
Por ello, consideró que es importante que las personas, sin importar la nacionalidad, aprendan francés para que sean bilingües y ayuden a los migrantes.
El guineano impartirá sus clases de manera virtual los días martes y jueves; el costo es de 600 pesos mensuales, el horario está por confirmarse. Para mayor información, enviar un correo a aprendeconibra@gmail.com o contactar el facebook de Abrahime Leroy Sylla.
Relató que con su trabajo como profesor también le ayudará a cumplir su sueño mayor: jugar fútbol de manera profesional.
Estoy cumpliendo mi sueño tijuanense porque cuando llegué me mandaron a jugar fútbol, a mí me encanta el futbol”
Expresó Abrahime.
Aunque plática sonriendo su viacrucis de migrar, admitió que ha sido un proceso difícil al estar lejos de su familia, pero lo reconfortan las personas que ha conocido a su paso, quienes le han ayudado a vivir en un ambiente seguro y a conseguir un espacio donde estudiar y jugar fútbol
Para ello, desde el 25 de febrero de 2022 salió de su hogar y recorrió Turquía, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala hasta llegar a México por Tapachula.
Una de sus anécdotas es que en Brasil fue contratado por otros migrantes que iban rumbo a Estados Unidos para cargar sus maletas. Y la otra fue cuando tomó valor para ingresar y salir con vida de la Selva Darién, ubicada entre Panamá y Colombia.
“La selva es como sobrevivir o morir. Cuando entramos a la selva tuvimos la comida limitada, no tuvimos agua potable, tuvimos que escalar la montaña, era como 12, no hay rutas trazadas. Hay personas que no aguantan, hay personas que se rompen la rodilla, a mí me tocó ver a un niño abandonado que había muerto en una cueva”, relató.
Cuando pasaba algo malo pensaba que no iba a salir de esta selva, pensaba que iba a morir, pero también pensé que no tenía que ser negativo, porque nadie le iba a decir a mi familia que había muerto, agregó.
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